Dafta no u të demo ani.

"Vamos 'vamos °vamos...




En la apertura de una cadena que nos obliga a trabajar para poder existir. Donde y cuando, la felicidad se convierte en objeto de mitos y leyendas…



Soberanas como las aguas del Pacífico pero inquietas como los vientos.


Aún tenemos fresca en la memoria el último grito, llanto, del humano perdido.


Sólo sé que perdurará.


Entonces la puerta se abre, como cualquier otra, llena de dudas y entendimiento, buscando quebrar y cesar la imagen de una inocente idea convertida en una catastrófica guerra. El mundo es bueno, algunos malos. Inocentes, sólo los pequeños.

No son huecos, están llenos de agua.




La danza empezó, pasos repetitivos y algunos improvisados. Los violines chillan rompiendo las cuerdas.


Uno, dos, tres… suenan los zapatos contra el piso. Aplausos, aplausos, la danza empieza, todos bailan. Con tambores improvisados que golpean y golpean, sacuden la tierra… más los pasos retumbantes.


Las personas anhelan exaltación y comprensión.


Uno, dos, tres


Ahora son los niños quienes llevan el compás, y en un orden de conciencia colectiva… suben y bajan.


Cuatro, Cinco


Los más viejos se ríen, en memorias de felicidad y melancolía brindan por sus hijos y los hijos de aquellos… Van, vienen. Parecen hormigas.


Seis, siete


El vino se derrama sobre la tierra, y de ésta emergen plantas, flores. Vivas, sí, vivas que bailan junto aquellos afín de la danza, afín de la música. Aún así, sigue la armonía; risas, risas, tal vez, sólo un llanto de alegría…


Ocho, nueve


La tierra de adormece debido al vino… las flores marchitas. Mucha alegría causa agonía. Las personas se duermen, poco a poco todo se vuelve algo repetitivo. Uno, dos, tres… ya termina. Entonces, ahora, recién se escucha el llanto de los barriles vacíos, la tierra seca, flores marchitas.


Ja, ja, ja… -ríe un niño-


¿Qué ha sucedido?