Tren al sur.

"Escribimos libros sin pensar que somos escritores"


Viento.
Sopla en las afueras mientras me embarco en un tren rumbo al sur, puedo visualizar el sol por el oeste.
Pasando junto a los campos de trigo, no se ve muy distante, pero aún así no puedo tocarlo.
Esta tarde color naranja, la típica tarde que todos soñamos y que en algún momento vivimos. A veces detenidos en el tiempo, como un pequeño presente perdurable. Otras veces de manera efímera, como la gota de agua que atraviesa el cielo y se pierde al caer al suelo.

Como sea, hoy te cuento que ésta es mi tarde, por suerte sólo lo es en mi mente. De manera que puede ser tan eterna como el sentimiento mismo.
En este tren al sur iba visitando una tierra misteriosa y desconocida. Curiosamente soy la persona menos apropiada para describirla así, yo nací allí.

Aquí se dicen que los peces cantan cuando anochese y despiertan a los árboles que duermen durante el día.
Paradójico pensar así. Las aves, que vuelan, nos despiertan a nosotros que caminamos y soñamos de noche. Mientras, los peces, seres que nadan, despiertan a los árboles, quienes están quietos y sueñan de día.

¿Cómo explicárselo al mundo?
No lo sé y no me preocupa ahora. Llegará el momento en que se entiendan todas estas cosas. Para entonces dejaré el típico amanecer de mi mente y me uniré a la noche junto a la Luna y las estrellas. Que, aunque no siempre sean visibles, estarán ahí.
Y me sentaré, como ahora, a pensar nuevas cosas. Encontrando una que otra respuesta incompleta, tratando de satisfacer esa necesidad humana de conocer el mundo, sus orígenes y su pasado.
Quizá tarde días o años, pero no acabará mientras exista el sentimiento mismo.
Llegado el día que acabe, sabré que sólo será para mi y una nueva vela se encenderá a reemplazar la ya anterior consumida. Con algo de magia una estrella nueva nacerá al mismo tiempo que la vela ilumine y otra se apagará, como su similar aquí en la tierra.

Aún en mi atardecer, he dejado atrás los campos de trigo por los de pino. Más tarde quizá prefiera un campo de flores, no estaría mal que sean de muchos colores.

Cómo sea, sigo yendo al sur, la tierra de donde vine. Al momento nadie se anima a entrar al mismo vagón donde estoy, mucho menos sentarse conmigo.
No es un viaje que inicias precisamente solo y no tiene por qué terminar así. Tampoco tiene muchos caminos, y aunque los tenga, no faltará el momento en que conoces a alguien.

Sigo en mi camino y mi cuerpo empieza a sentirse cansado, es una larga espera.
Pero todos conocen la única regla al comprar el ticket:
"Si te quedas dormido, profundamente dormido, no despertarás de tus sueños"

Ahora, después de tantos campos vistos a través de mi ventana, me doy cuenta que jamás habrá una estación en la cual bajar.
Es cierto, el viaje es tan largo como se rumoreaba, que todos quedan dormidos. Y, sin embargo, el regreso es tan corto como las primeras lineas de ésta historia.
Y jamás se llega a la estación. Se nos pasa sin previo aviso.

Como sea, aquí le dejo un libro escrito al próximo que compre un boleto y elija éste asiento.
Espero que sus tardes sean tan maravillosas como lo fueron las mías.
¿Y por qué no? Que sean más largas, que las mías se acaban.

Siento dejar la última hoja en blanco, no pude evitarlo... me quedé dormido.


De regreso a casa.

Nuevamente en el parque...

"Antes de empezar, la campana de una iglesia sonó nueve veces.
Ya sabía qué hacer."

09:00pm
Una gota de tinta cae de mi pluma.
Otra vez en la calle, y lo comprendo, pues esta vez no he tenido el control de mis llaves. Y no es un peligro necesariamente. No sabes dónde estás y te expones a sucesos inesperados.
Estoy sentado y me gusta el ruido como compañía. Sólo que esta vez, no hay flores amarillas ni a nadie a quién dedicárselas.

Suspiro y encuentro en mi mente un vacío. No quiero decir que me sienta solo.
Hay, existe, una idea que aún no descubro. ¿Dónde está?
A quién engaño...
Siento algo que me está llenando de dudas, ése algo que una vez pude observar y ahora quiero volver a hacerlo. Es curioso, las miradas no me engañan, pero su voz podía convencerme de otra realidad. Es peligrosa...

Ya perdí la hora, pues las campanas de la iglesia anuncian horas, no minutos.
Se me ocurrió pensar... ¿Por qué hay pocas personas que cuidan las flores?
No sólo hay que echarles agua, no sólo hay que protegerlas de mucho calor o frío.
Tienes que hablarles, también son una compañía.
Tienes que sacrificar parte de ellas para que puendan vivir, no es tan sencillo. Duele.
Tienes que hacerlas repirar nuevos aires. No pueden estar quietas, aunque sean sólo plantas.

Y me pregunto. ¿Si aparte de que no las cuidan y ni caso les hacen por qué las pisan y maltratan?
Otra vez vuelve a caer una gota de mi pluma y me quedo sin la respuesta.


-Recuerdos de Perú en una noche, 2011.-

Noches son sabor a tinta.

"La vida es una espada..."




De la manera más sencilla de explicar, empezamos siendo parte de la nada, o de todo, así como el metal que está presente en la tierra, pero sin forma y sin proyecto.

Entonces viene el artista detrás de toda obra y junta lo necesario para crearla.
La expresión máxima es el artista representado en su propia obra. Otorgándole un alma y una personalidad.

Nuestra vida, como toda existencia, con el tiempo adquiere una personalidad y una función. Desde lo más insignificante de ser polvo, hasta lo más vital, como el agua.

Nacemos, aparentemente como humanos, pero sabemos que no sólo la forma nos hace uno, sino, lo que somos como persona y como individuo, con una personalidad y función.
Desde el momento en que comenzamos ser materia.

Somos los herreros perfectos para forjar nuestra propia espada y con ella luchar en las miles de batallas, dentro de una sola guerra, sin fin.

Es en ese momento que el fuego se convierte en nuestro mejor aliado.
-¿Qué esperas? - susurran mis recuerdos...
Forja tu propia espada, ve y lucha en cada batalla. 
No te preocupes, siempre habrá alguien esperándote en casa.

....
Aún puedo sentir el momento cuando las gotas se sudor se evaporaban al mismo instante que tocaban el metal al rojo vivo. Y el fuego, con tanta vida como los caballos galopando a través del campo y los pastos. En busca de un destino y una puesta de sol.


Después de tantos años, me pregunto, por qué el metal de nuestra tierra ya no se usa para crear nuestro destino, sino, condenarnos a seguir al de éste mismo.

En la lluvia, es un momento de pasión ver caer las gotas del agua en cámara lenta...

"Y el tiempo nos verá como aves volando, como parte de un paisaje, como parte de él mismo..."

"Es curioso el sentido que uno le da a la vida cuando mira hacia atrás, y muchas veces nos preguntamos ¿Qué hubiese pasado si hubiéramos tomado otra decisión?"






En mi vida siempre he sentido a la magia cerca de mi, aunque suene algo del otro mundo...

Recuerdo esos días en mi cama viendo el techo mientras los segundos se convertían en minutos y los minutos en horas...

Podía soñar estando despierto y sentir que podía realizar muchas cosas, todo ésto siempre iba acompañado a una enorme necesidad de compartirlo, buscar a alguien, quizá una persona única y especial para mi. Siempre, por más que mantenía cerrado mi mundo, quería mostrárselo a alguien.
Llevarla por esos caminos que tanto recorrí... los desiertos que conocí, los mares que navegué y las montañas que escalé. Demostrarle lo grandes que podemos ser y todo lo que podemos hacer.
Sin embargo, tú magia, me creabas una ilusión perpetua. Sabías que conocía todos esos lugares y no me permitías compartirlos, sabías que muchas noches me ilusionaba con que ese día llegara. Mis pocos esfuerzos quizá no fueron suficientes, no lo sé.

Ya me lo advertiste, que si intentaba hacerlo podía perder algo importante. Aún así decidí tratar de compartir esos hermosos lugares.


Estuve cerca, una vez cerca, pero la distancia también me condenó y se puso a tu favor.

Viste lo que hacía y viste que perdías, así que me quitaste algo que era parte de mi, me pertenecía, yo lo hacia creado, muchos eran mis sueños, mis pensamientos y detrás de estos mis sentimiento que tuve que reprimir por un tiempo. Lo viste, que por un momento pude más que tú... y fue en ese momento de concentración que decidiste marcharte sin que me diese cuenta.

Siempre me pregunto si te acuerdas de mí. Quisiera que veas que a pesar de tu sutil condena he estado de pie, siguiendo escribiendo historias y pensamientos, pero sólo tengo recuerdos... no puedo volver a esos lugares, no podré volver a saludar a las personas que conocí por ahí.

 
Mirar el techo antes de dormir, se ha vuelto un acto vacío.

Lo peor, me hiciste romper dos importantes promesas de volver.

Me quedo con la angustia de saber cómo ellos han estado. Si recuerdan que alguna vez caminé por sus patios y bebí de sus fuentes, agua dulce.

Ahora querer llevar a alguien a esos lares es casi imposible. Pero sabes que podré escribirlo y acercarla lo más que pueda... y no podrás hacer nada contra ello. Porque no puedes tocar esos recuerdos y no puedes tocarme a mi. Aún estando así ¿No te parece curioso que aún estás ligada a mi?

Sé que a veces vienes a visitarme. De la misma manera que muchas veces yo empiezo a recordarte.

Hiciste bien, por ti, en hacerme decidir entre alguien, a quien aún estoy buscando, o quedarme contigo para seguir viajando.


Será para todos o sólo para una persona que recorrerá el mismo camino por el que empecé y el primer árbol que conocí.

Serás, también, parte de mi recuerdo cuando llegue ese día. Y también, quizá, cuando muera podamos volver a viajar y así cumplir mis promesas.
Estaré esperando pacientemente ese día, mientras construyo parte de tu mundo en el mío y encuentre a quien darle la mano para que viaje conmigo.

Sé que te volveré a ver, y si todo sale bien, la conocerás a ella también.

Gracias por ser parte de mi, magia, volveré a jugar contigo y volveré a ser testigo de otra historia, de un nuevo libro, de nuevas velas encendidas alumbrando el camino de los sueños de quien vendría ser "mi hijo".

Los dos sabemos lo que le espera, y seré fiel cómplice de sus palabras. En algún momento él ocupará mi lugar, y podrá entender todo lo que se hizo y no se hará.

Creo que voy muy lejos, olvidé por un momento que mi meta no es ser tú, sino, yo.


Los mejores caminos se asfaltan con los pasos de las personas que dejan huella.

Me gusta caminar... y me gusta que el frío me acompañe...

"De la misma forma que un tubo se puede convertir en un telescopio... Los anhelos de un niño pueden hacer el cambio del mundo, una realidad."




2:32am
Es una hora muy particular para mi, una hora agradable... pensar, reflexionar, jugar, reir, llorar, recordar...
Muchas cosas que dan vueltas en mi cabeza.
La ilusión de volver a ver al mundo de otra manera cobra vida y fuerza cuando tengo un motivo para hacerlo. Ver las estrellas y sentir que puedes tocarlas, suena a ilusión y sueño, pero ¿Quién dice que necesitas tocarlas físicamente? ¿Quién dice que tienes que sentirlas con tus manos? Cuando se disfruta más gozándolo con los sentimientos, los ojos, el corazón y hasta la propia alma.

Son las melodías y el silencio lo que siempre nos acompañan al pasar agradables momentos y tristes también. Y así estés "solo" nunca faltaran.

Quiero decirte que caminar sobre esta tierra es algo más que caminar, puedes mirar al horizonte y buscar, pero alzar la mirada es encontrar.
Quizá un ¿Por qué?, una razón, una pregunta que te llevará a otra, un momento..., a ti mismo.

Me gustan mucho los ríos y la brisa del mar, son dos cosas que nunca volverán al mismo lugar.
Tú puedes seguir los pasos de otro, pero nunca dar los mimos, recuerda que puedes ser mucho mejor.

Cuando se te regala una flor, es para que disfrutes y admires la primavera de su belleza. Y de ésta misma manera disfrutar de su otoño, y pensar que si vivió poco o mucho no importa, sino, que aquí completó su ciclo de la Naturaleza.



Saludar tres o cuatro veces a una persona con la que mantienes una conversación es interesante.
Es como jugar con la educación que existe del uno al otro de una manera inocente.
No sé si me equivoco, pero es como volver a sorprenderte de un saludo, empezar de nuevo la conversación, seguir riendo...
A veces estos saludos hacen que conversaciones que empiezan en un tema, terminaran en otro completamente diferente.

¿Y quién lo entiende? Simplemente sucede.

Aún así, no deja de ser un singular juego. Un juego que no tiene reglas, pero sí buenos jugadores.

Nieve y Arena, no son cosas muy distintas como lo creemos.
Con la arena puedes hacer castillos y darle formas, a la nieve también. La arena necesita agua, la nieve, pues... es básicamente agua. Utilizas casi las mismas herramientas, tu mismo ingenio y, sobretodo, tu alegría de crear algo nuevo.

Busco la mejor manera de despedirme, o almenos, el mejor modo de hacerlo. Y aunque en el intento paresca un tonto... sabes que no soy bueno para eso. Pero puedo asegurar que todo intento no es en vano, porque cada uno me da la oportunidad de decir algo.

Será curioso ver los barcos blancos flotando en un mar de chocolate...



¿No lo crees?