Noches son sabor a tinta.

"La vida es una espada..."




De la manera más sencilla de explicar, empezamos siendo parte de la nada, o de todo, así como el metal que está presente en la tierra, pero sin forma y sin proyecto.

Entonces viene el artista detrás de toda obra y junta lo necesario para crearla.
La expresión máxima es el artista representado en su propia obra. Otorgándole un alma y una personalidad.

Nuestra vida, como toda existencia, con el tiempo adquiere una personalidad y una función. Desde lo más insignificante de ser polvo, hasta lo más vital, como el agua.

Nacemos, aparentemente como humanos, pero sabemos que no sólo la forma nos hace uno, sino, lo que somos como persona y como individuo, con una personalidad y función.
Desde el momento en que comenzamos ser materia.

Somos los herreros perfectos para forjar nuestra propia espada y con ella luchar en las miles de batallas, dentro de una sola guerra, sin fin.

Es en ese momento que el fuego se convierte en nuestro mejor aliado.
-¿Qué esperas? - susurran mis recuerdos...
Forja tu propia espada, ve y lucha en cada batalla. 
No te preocupes, siempre habrá alguien esperándote en casa.

....
Aún puedo sentir el momento cuando las gotas se sudor se evaporaban al mismo instante que tocaban el metal al rojo vivo. Y el fuego, con tanta vida como los caballos galopando a través del campo y los pastos. En busca de un destino y una puesta de sol.


Después de tantos años, me pregunto, por qué el metal de nuestra tierra ya no se usa para crear nuestro destino, sino, condenarnos a seguir al de éste mismo.